En teoría, los beneficios de unirse a un área
monetaria deben ser mayores que los inconvenientes, pues en el caso contrario
no resultará razonable la idea de adoptar una moneda común. Aunque esto es muy
difícil analizarlo con anterioridad a la creación de la unión monetaria, es
importante el cumplimiento de las condiciones de optimizadas, para que se
puedan emplear mecanismos de ajuste sustitutivos de la política monetaria y, de
esta manera, ser consideradas áreas monetarias óptimas. Por lo que se establece
que cuanto mayor es el grado de integración económica, mayores son los
beneficios y menores los costes a asumir, por lo tanto, hay un punto en el grado
de integración que, una vez superado, hará que los países se muestren
favorables a compartir una moneda y renunciando a las nacionales.
Es una unión monetaria entre varios países o regiones
conlleva unas consecuencias en múltiples ámbitos, sobre todo en el económico, y
concretamente en materia de política monetaria. Esto supone que las economías
que adoptan una moneda común obtengan una serie de beneficios y de costes, que
dependen en gran medida de la estructura económica del país y del grado de
integración entre sus economías.
Entre las ventajas de compartir una moneda se
encuentra una mayor eficiencia económica, ya que al realizar intercambios
comerciales entre los países disminuyen los costes de transacción (costos por
convertir divisas en el mercado cambiario, gastos operativos, costos laborales).
Igualmente, aumenta la eficiencia en las transacciones al reducir el riesgo y
la incertidumbre ante cobros y pagos futuros que tienen como origen o destino
otro país de la unión monetaria, una reducción de la incertidumbre que en
muchos casos llevará aparejada la eliminación de costos como las coberturas de
tipo de cambio.
Otros beneficios que se conseguirían son una mayor
transparencia en la fijación de los precios y un aumento de la credibilidad
internacional de las economías que forman las uniones monetarias al ganar
dimensión y estabilidad, haciéndolas además menos vulnerables a los ataques
especulativos. En último término, el aumento de eficiencia hará crecer la productividad,
la inversión y el crecimiento, y si con la unión monetaria se crea un área de
gran importancia económica, se producirían sinergias positivas debido a la
utilización de la moneda por países externos a la unión.
El principal costo al que se enfrenta un país que pasa
a formar parte de una unión con moneda común es la pérdida de la soberanía
monetaria, otorgando el poder de decidir sobre la política monetaria a una
entidad supranacional y perdiendo la posibilidad de utilizar el tipo de cambio
como mecanismo de ajuste macroeconómico ante desequilibrios de la balanza de
pagos. Sin embargo, hay autores que indican que este coste es mínimo, porque
los efectos de recurrir al tipo de cambio como ajuste son solo temporales y
provocan problemas en el largo plazo.
Comentarios
Publicar un comentario